Con el liderazgo del economista colombiano Luis Carlos Narváez, se llevó a cabo en Bogotá un evento que pasó silenciado por la gran prensa, y que tuvo como título “I Seminario Internacional de Desarrollo Económico y Calidad de Vida”. En este evento al cual asistieron invitados de Brasil, Argentina, Cuba y México, se dio la oportunidad de buscar estrategias económicas, sociales políticas y productivas para frentear la miseria común que bordea la mayoría de los pueblos de América Latina, caminos a la regionalización y al desarrollo, estrategias para la sustentabilidad y sostenibilidad de la biodiversidad, búsqueda y aplicación de la responsabilidad social y fortalecimiento de microfinanzas y sistema financiero para los marginados de la región.
“La pobreza no es solo un problema de equidad y justicia donde quienes pierden son los pobres, es también un problema de eficiencia donde pierde toda una sociedad que ve como mínimas sus posibilidades de alcanzar un óptimo de desarrollo económico con calidad de vida”. Esta sentencia que cobija al continente, desafía el modelo económico obsoleto y plantea que el camino que hemos seguido, mirando hacia dentro de nuestras fronteras, no nos permite ver las oportunidades de integración que debemos construir. Zafarnos de los tentáculos que ha impuesto el capital neoliberal, devorador de todo lo existente sea natural o humano y construyendo caminos diferentes es la única alternativa que tenemos.
La integración de la región supera los momentos políticos y muestra que existen muchas economías y relaciones entre las comunidades que construyen un tejido regional. La coyuntura vivida por Colombia, Ecuador y Venezuela, es un claro ejemplo de como la frontera económica trasciende e impone la negociación política. Esto nos debe llevar a pensar en las formas de gobierno que deben existir en la región y qué intereses protegen. Generar productividad y empleabilidad que mejore la calidad de vida, no lo van a hacer los grandes monopolios y las entidades financieras; debemos buscarlas a partir de reconocer los procesos alternativos que existen y permanecen en medio de la turbulencia del capitalismo.
Parte de la respuesta a esta integración se encuentra en “reconocer la biodiversidad, la frontera agroalimentaria y los recursos energéticos que alberga potencialmente la bioregión de América Latina y el Caribe y, a partir de esta estimación, proponer una estrategia alternativa sostenible y sustentable de inversión técnica, tecnológica y científica, que aproveche económicamente estos recursos ambientales y que genere bienestar social a las poblaciones pobres de la bioregión”. Esta línea de acción permite proponer el proyecto de Ecosociedad como camino común para el continente haciendo al mismo tiempo de la responsabilidad social empresarial una opción ética que contribuya de manera transversal a construir opciones sociales y económicas para que la pobreza no sea una forma de existencia, sino un recuerdo histórico, del cual debemos avergonzarnos.
El capital debe tener una función social sino ¿ para qué su existencia? El acceso al crédito debe ser para los que lo necesitan y su prioridad debe orientarse a quienes plantean proyectos productivos en esquemas asociativos o individuales con proyección social. Las enseñanzas y reflexiones expuestas en este Seminario, plantean también que la región requiere procesos educativos y participativos que definan esperanzas políticas. Las organizaciones asociativas y comerciales existentes en el sur, centro y norte del continente nos deben llevar a construir un solo bloque regional de mercado. América Latina y el continente todo, debe darse la oportunidad de dar el gran salto de integración y disfrutar su riqueza natural y humana, de tal manera que los derechos fundamentales sean su prioridad, respetando las diferencias y a partir de ello, construir el modelo de sociedad que como utopía tenemos todos los americanos: vivir en libertad, pero con responsabilidad.
Cada país desde su gobernabilidad ha de propiciar este camino, por ello es necesario entender que Colombia es una pieza clave en este rompecabezas y que sus líderes deben ayudar al país a salir de la encrucijada en que nos encontramos. Ese es el reto y es lo que nos espera. La dificultad es siempre una oportunidad para encontrar las mejores salidas.
Artículo del peridico sxxi.net - edición 52
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