Vender nuestras empresas es un error que no podemos cometer. Propongo recomprar a Codensa, y volver a nuestra EEEB, pagar la plática que invirtieron y chao. Los servicios públicos deben ser de todos. Podemos tener accionistas que deben ser los mismos ciudadanos(as) y las utilidades deben servir para financiar a quienes necesitan salud, alimentación, cultura, recreación, vivienda. Esa es la verdadera seguridad social y democrática.
Concordante con esta reflexión, me permito traer el texto publicado en la Edición 48 de Sxxi, que a propósito del paro realizado en Bogotá por los transportadores, cobra validez y vale la pena volver a compartirlo.
Monopolio 100% para Bogotá. La gallina de los huevos de oro debe ser de todos
Transcurrir por las vías que hoy hacen parte del corredor de la III fase de Transmilenio es difícil, y los ciudadanos se resignan pensando que por allí van a tener en un futuro cercano, una forma de movilidad que aliviará sus tiempos de recorrido, así sea apretados o en condiciones asfixiantes, como sucede hoy con lo que ya conocemos.
La promesa del Metro se ve lejana, pero no perdemos la esperanza de que Bogotá lo tenga, porque ello hace parte de la infraestructura básica para movilizarse en cualquiera de los sentidos de la ciudad o salir de ella de manera más práctica. Pero ante tanta maravilla y orgullo, de lo cual los medios se han encargado de reforzar en el caso del Transmilenio, lo que nadie sabe, es de quién es en realidad esta empresa, y cuando se pregunta, siempre dicen que es una sociedad entre la ciudad y los operadores, y que sus resultados financieros se van en operación, o sea, la ciudad termina poniendo todo y ganando nada.
¿De quién son las calles, las avenidas, los semáforos, toda la infraestructura que tenemos como ciudad? No hay más dueño que los ciudadanos, y es nuestro capital social,
así que no se puede entender como nuestra clase política, permita que la ley del capital se trague nuestro patrimonio, nuestros recursos y fuera de ello, los ponga a su servicio, nos cobre y se quede con todo sin retribuir nada. Desde esta columna pido al Congreso de la República, al Concejo de Bogotá, a los ciudadanos(as), al alcalde Samuel Moreno, iniciar un movimiento por la bogotanización económica de Transmilenio, así como he pedido, desde antes que se construya, que el Metro no tenga otro dueño que Bogotá.
No es políticamente presentable ante los colombianos que el Polo Democrático Alternativo, como partido que gobierna a Bogotá, pase de agache frente a los temas de los servicios públicos y el transporte masivo, y es necesario que como partido de izquierda, pida, gestione y ejecute la democracia, en el amplio sentido de beneficiar con sus actos a las generaciones presentes y futuras. Permitir que Transmilenio siga siendo la gallina de los huevos de oro para unos pocos empresarios y socios, es permitir que muchos ciudadanos no tengan sustentabilidad en alimentación, educación, salud, recreación, cultura, seguridad social e infraestructura, en una ciudad que crece cada día en población desamparada, desplazada y empobrecida.
Es por ello mismo, que las políticas neoliberales que se han implementado en gobiernos anteriores, no pueden ser la misma carta de navegación de quienes representan los intereses de las mayorías, como debe ser el caso de quienes hoy gobiernan a Bogotá, ni podemos construir una ciudad para que solo los ricos se enriquezcan cada día más, mientras a los pobres les botan un refrigeriopara pasar el día. De acuerdo?
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