Darío Salazar ( Artículo de Opninión - Sxxi.net 56)
Sabido es por estudios de Naciones Unidas que el consumo de agua contaminada o sin tratar deja más muertos que la misma guerra, tal como ha sido expresado este año a propósito de la celebración del Día del Agua en todo el mundo, fecha que se celebra el 22 de marzo desde 1993. El reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) indica que 3,7% de todas las muertes se deben a enfermedades ocasionadas por el agua contaminada. Más de la mitad de las camas de los hospitales en el mundo están ocupadas por personas que padecen de enfermedades relacionadas con el agua.“Si no podemos lidiar con nuestros desechos, eso significa que más personas morirán por enfermedades producto del agua”, dijo Achim Steiner, subsecretario general de la ONU y director ejecutivo del PNUMA.
A propósito de consumo se señala que se necesitan tres litros de agua para obtener un litro de agua embotellada. Asimismo, indica que la cantidad de agua en botellas producida en Estados Unidos requiere el consumo de 17 millones de barriles de petróleo cada año, cifra que es proporcional en Colombia donde se recurre al agua envasada, (más cara que la gasolina), por el temor de no consumir agua contaminada. Bogot á y Manizales son de las pocas ciudades en Colombia donde se puede tomar agua directamente de la llave sin riesgo de enfermarse. Sin embargo, sus desechos si son arrojados a ríos como el Bogotá, poniendo en riesgo la vida de quienes deben tomar sus aguas más abajo, o como es el caso del río Magdalena, cuyas aguas son consumidas por muchas personas sin los tratamientos requeridos.
El consumo de agua está ligado a la capacidad y operatividad del Gobierno local, regional y nacional, teniendo como resultado que la mayoría de los municipios no disponen de tratamiento de agua para consumo y que el manejo de sus desechos es casi nulo, situación que parece no importarle a las Corporaciones, y menos al Ministerio de Ambiente y de Salud, quienes parecen no entender de estos temas.
La contaminación del agua afecta recursos alimentarios asociados como la pesca, ejemplo de esto, es la disminución cada año de peces en el Magdalena; y la agricultura, por que debe usarse en la irrigación, como es el caso del uso de aguas contaminadas en la sabana del río Bogotá para el cultivo de hortalizas. Se estima que más de 2.500 millones de personas en el mundo viven sin un sistema adecuado de saneamiento. Cada día, 2 millones de toneladas de aguas residuales y otros efluentes son vertidos sin control alguno. El problema es más grave en los países en desarrollo, en los que más del 90% de los desechos sin procesar y el 70% de los desechos industriales sin tratar se vierten en aguas superficiales.
De acuerdo al estudio de “Los municipios Colombianos hacia los objetivos de Desarrollo del Milenio” del Departamento Nacional de Planeación, la enfermedad diarreica ocupa uno de los primeros lugares de morbilidad en los menores de 5 años y genera el 20% de la consulta en los servicios de salud y el 10% de las hospitalizaciones pediátricas. La mortalidad por esta causa es
generalmente en el primer año de vida. En escolares, jóvenes y adultos las infecciones y parasitosis intestinal causan mortalidad por obstrucción intestinal, de la vía biliar, abscesos hepáticos y cerebrales y hemorragias de las vías digestivas bajas. El anterior panorama exige un compromiso serio de las autoridades para encaminar el tratamiento del agua como prioridad y sobre todo a no verter los desechos líquidos y sólidos a las fuentes de agua por que con ello alimentamos nuestra propia destrucción.
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